No es una colección. Es un preludio: una antesala, un abrebocas del diseño emergente, una entrada entre un acto o una gran obra que llevara años.
Un drop que une tres interpretes “la dramaturga, la vestuarista y la artista” en un mismo hilo narrativo, donde cada una habita una forma distinta de entender el arte y el cuerpo, por ello no es una colección.

Entre piedras brillantes, textiles y memorias de mujeres que han inspirado mi camino como diseñadora, surge un hilo conductor y metafórico hacia el respeto y el cariño por el teatro: un arte que me acompañó, me enseñó y me retó. Fue una de mis primeras miradas al mundo artístico y conceptual.
En Preludio, se levanta el telón y se proyectan las puntadas que se vuelven mi lenguaje; las siluetas y formas, mi presentación; y la estética, mi mundo interior.

Cada prenda existe por sí sola, con la proclamación de no pertenecer entre sí, sino de coexistir en un mismo universo que comparte sensibilidad, sin depender del mismo principio conceptual.

Una puesta en escena que marca el inicio de un camino creativo en solitario, donde se construye una visión del diseño, la esencia y la trascendencia que una persona puede dejar impregnada en el universo del otro.